Escribo con letra pequeña para que nadie me oiga.
Despierto poco a poco, mi parte dormida resurge. La niebla parece disolverse y comienzo a intuir el horizonte.
No hay islas, ni barcos cerca, el color es uniforme y algo más luminoso. El inquilino de mi estómago está dormido. Está, pero duerme. Me acostumbro a su presencia.
He aprendido, entendido, noto como crece una fuerza recuperada, reaprendida.
La soledad que me persigue también me ayuda a crecer. A veces la busco, para eso, para fortalecerme, abriéndome un paréntesis que me permite recuperar aprendizajes y nutrirme de otos nuevos.
Resurjo, mi belleza también resurge. Parece que he sobrevivido..
No hay comentarios:
Publicar un comentario